lunes, 24 de diciembre de 2012

domingo, 23 de diciembre de 2012

Estoy llena de odio.

   Hoy me he llenado de rabia y odio hacia todo lo que me rodea, la gente con la que vivo y estoy, cómo  desaprovecho mi vida haciendo estupideces de adolescente y malgastando todas mis virtudes por ser esclava de un sistema.
   No me refiero a que no me guste mi familia ni mis amigos, -es más, creo que ambos grupos son lo mejor que tengo- sino al sitio en dónde me ubico y con quién. Sólo hace falta analizar un poco en qué nos estamos convirtiendo y por culpa de qué o quién. -Principalmente de quién.-
   Ahora mismo ando escribiendo esto aquí porque si lo llego a decir en frente del presidente, llamaría a los policías y me echarían a patadas. Incluso sin estar delante de él; una ya no puede asistir a manifestaciones sin miedo de que le den un porrazo.
  ¿De verdad es necesario todo esto? Mientras nos engañan para que consumamos, los de arriba se quedan forrados de dinero. DINERO. ¿Es tan importante? Estamos siendo utilizados por una clase de gente a la que ni siquiera les importamos.
  Aunque creo que eso ya lo sabemos todos, ¿o no? No hacemos más que quejarnos, pero curiosamente a la vez que nos quejamos, seguimos siendo esclavos del sistema. Sin intentar nada. Estamos pidiendo derechos desde el sofá, sin movernos siquiera. Creemos que tenemos menos poder del que de verdad poseemos. ¿Y sabéis por qué? Porque los de arriba, los que están ahí en sus yates, nos han hecho creerlo así. Pero, ¿por qué no abrimos los ojos? Nosotros valemos más que ellos, el pueblo puede con el presidente, se supone que esto era una democracia, ¡una maldita democracia! Si no fuese por nosotros ellos no estarían ahí arriba, podemos pararlo cuando queramos, pero no queremos porque creemos que no podemos. Somos capaces de bajarlos de ahí sólo con alzar la voz. Sí, es cierto que las últimas manifestaciones no han valido de mucho, -sólo para ver en las noticias a niños con moratones y gente quejándose de que los policías les han dado con la porra- pero podemos hacer más que esas manifestaciones, podemos ganar sin recurrir a la violencia, podemos reírnos de sus caras, podemos dejar de ser utilizados, podemos hacer que ellos caigan en la ruina, no sólo con alzar el puño y la voz, sino con dejar de consumir tanto, dejar de engañarnos, tener un poco más de cabeza y pensar más acerca de lo que nos estamos convirtiendo. Cada uno con sus estrategias, con sus técnicas. Si lo intentamos todos, podremos con ellos. La unión hace la fueza.
  Y esto ya es algo más personal: Miradme, soy una niña de 13 años que escribe esto desde su casa. Y lo escribe para un blog. Mis padres me pagan mis necesidades y algunos de mis caprichos, ¿por qué me agobio por esto? ¿Por qué soy yo la que se molesta si me cubren sin tener que hacer yo nada?
  Pues porque mis padres sufren, mi hermano sufre, la gente que conozco sufre. Y yo con sólo ver cómo será mi futuro, también sufro. Mi padre cobra una pensión bastante baja y mi madre está trabajando muchísimo. A mi hermano hubo una época en la que no le cobraron durante X tiempo. Es difícil cubrir algunos gastos y no hago más que oír como todo el mundo se queja. Miro mis notas y, no, no están mal, ni tampoco geniales, pero aunque estuviesen perfectas, sigo sin tener la suficiente esperanza de que llegaré a ser algo en la vida. Posiblemente el dinero no me llegue para pagarme una universidad y poder ser periodista, estudiar literatura y fotografía. ¿Y si no me llega, qué? A lo mejor me dan una beca, pero cada vez se reducen más. A este paso dormiremos todos en cajas de cartón.
  Y hay gente con una situación peor que la mía. Claro que la hay, muchísimo peor. Gente que no puede ni comer como debería, gente que busca en la basura cualquier cosa que le sirva de algo, gente que duerme en cajas de cartones, gente que espera horas en la cola del paro, gente explotada para ganar un salario de mierda -y perdonad la vulgar expresión, pero es así.-
  ¡Pero puedo pararlo! Tú, yo, y todos. ¿Por qué no lo hacemos? Necesitamos a más personas, sólo gente que sea consciente de todo, si nos unimos valemos más que esa gentecilla que mintió y nos utiliza.
  Sólo se necesitan esperanzas.
  Dame la mano, y luchando podremos vencerlos. 

viernes, 21 de diciembre de 2012

-Escritos de hace más de un año.-

Mi ''sexto sentido'' -como se le suele decir- me aclaraba con total seguridad que había algo entre ella y yo. No sé qué era, mi sexto sentido no me lo quería decir, pero a juzgar por mis sentimientos, yo prefería que fuese algo más que una simple amistad. Ya que, ¿qué persona normal con sentimientos ''normales'' querría besar a su amigo? 
Porque yo quería. Quería rodear su cintura con mis brazos, quería acercarme a ella y notar su aliento, quería acostarme en su pecho y aferrarme a él; pero lo que más quería con toda mi alma, era besarla. Y que ella no se apartara de mí. Que me dijese lo mucho que me amaba, y yo poder decirle lo mucho que esperaba ese momento, junto a ella, y junto a sus labios, aquellos labios rosados y finos que moría por probar. También me gustaba pensar que algún día la tendría frente a mí, rozando mis mejillas con sus suaves manos, mirándome fijamente sin apartar la vista a cualquier otro lugar que no fuese mi rostro, observándome con esos ojos marrones claros que embellecían su mirada... 
Sí, aquella mirada, la mirada que me hipnotizaba y, desgraciadamente, me enamoraba.