miércoles, 7 de noviembre de 2012

Subjetividad.

Estoy en esa etapa de la vida en la que una se da cuenta de que el mundo es demasiado subjetivo. Que cada persona pensará siempre de manera distinta a otra. Que ya pueden ser miles las cosas que se tengan en común, pero que cada punto de vista y argumento no es uno exactamente igual al otro.
Que sí, que eso ya lo sabíamos. Tú, yo, y todos. Porque es natural y obvio saberlo, ¿no?
Pero esto a lo que me refiero es algo más intenso. Ya no sólo la forma de pensar, las opiniones y los argumentos en los que basarse sobre algo, sino en todo, en absolutamente todo lo que nos rodea. Y es extraño saber que, sí, que hay algo por ahí, que todos lo vemos y sabemos que está, pero que cada uno de nosotros lo ve, lo interpreta y lo siente de una forma distinta.
Que, al fin y al cabo, nada es objetivo.
Curioso, ¿verdad? Tantas realidades sobre una misma realidad. Que en un mismo mundo donde hay lo mismo en una parte del planeta que en otra, tantas personas piensan sobre tal de una forma distinta.
Ya por no cuestionar el porqué. Ya que, ¿yo qué voy a decir? ¿Qué voy a contaros sobre el porqué de las cosas, siendo sólo una niña de 13 años que no sabe nada? Que de eso se encarguen los filósofos, que yo reflexiono, pero no siempre buscándole el porqué a todo.

Attenya Kerstin